Es muy probable que en casa aún tengas ese celular, licuadora, secadora o cualquier aparato electrónico que ya no usas porque se malogró o lo reemplazaste, pero ¿sabías que guardándolos en casa se podrían generar daños en la salud de tu familia y afectar al medio ambiente?
Los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) son una mezcla de distintos materiales complejos, los cuales pasan por un proceso de descontaminación para eliminar distintas sustancias dañinas como el mercurio, cadmio, cromo, plomo, etc., que ponen en peligro la salud de las personas y el ambiente cuando se liberan bajo condiciones inadecuadas de manejo informal.
“Según el informe The Global E-Waste Monitor, publicado por Naciones Unidas, el consumo de RAEE alcanzó un récord en 2019 de más de 53,6 millones de toneladas. En cuanto a Perú, según el Ministerio del Ambiente, cada año se generarían 205 mil toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Al reciclarlos correctamente podemos evitar la extracción de nuevas materias primas de la naturaleza y ahorrar todos los recursos energéticos de este proceso, debido a que más del 90% de un teléfono móvil en desuso puede recuperarse y aprovecharse”, señaló Rosa Bonilla, jefa de Gestión de Reputación y Desarrollo Sostenible de Entel.
Teniendo en cuenta ello, en torno al Día Mundial del Reciclaje (17 de mayo), la operadora da a conocer el proceso de tratamiento de los RAEE:
- Recolección y transporte. La recolección de los RAEE es realizada por un equipo especializado y vehículos de la empresa recicladora. Para esta labor los operarios cuentan con EPP y un vehículo recolector que está debidamente autorizado por las entidades competentes.
- Recepción. Al ingresar a la planta de tratamiento son registrados y pesados. Los lotes ingresados son asignados con un número único e irrepetible que los identifica a lo largo de la cadena de tratamiento.
- Consiste en separar los principales componentes o partes de componentes que conforman un aparato eléctrico o electrónico en desuso. El desmantelamiento se realiza de forma manual o mecánica utilizando herramientas eléctricas o neumáticas para no dañar los componentes que pueden contener material peligroso.
- Descontaminación. Tiene como objetivo remover las partes que contienen sustancias peligrosas (mercurio, plomo-ácido, litio, cadmio, gases refrigerantes, aceites compresores, entre otros) para evitar que puedan entrar en contacto directo con las personas o liberarse al medio ambiente. Estos son almacenados bajo condiciones adecuadas según su tipo y enviados, posteriormente, al relleno de seguridad.
- Clasificación / segregación de componentes. En esta etapa, la clasificación general está basada en: componentes y materiales reaprovechables y componentes y materiales no reaprovechables no peligrosos, que son los componentes que pueden ser susceptibles de reciclaje pero que no tienen demanda o que su valor de rescate es muy bajo como el tecnopor, por ejemplo.
- Trituración / prensado / compactación. De los elementos reaprovechables las partes ferrosas y plásticas son prensadas, las tarjetas electrónicas pueden ser prensadas, trituradas o embaladas directamente en grandes bolsas y los demás componentes son generalmente embalados.
- Reaprovechamiento. Aquí los residuos ya son considerados materias primas. Solamente las partes ferrosas son destinadas para fundición en el país, las demás partes son exportadas a plantas especializadas de reciclaje donde son fundidas y refinadas para obtener nuevamente materias primas.
- Tratamiento para disposición final. Los materiales destinados a disposición final son almacenados en contenedores y aislados de los demás materiales en el almacén temporal para residuos peligrosos.
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